martes, 29 de agosto de 2017

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Fecha en que fue vista: 12/07/2017

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Claudio Tolcachir
Actúan: Santi Marín, Lautaro Perotti
Diseño de vestuario: Cinthia Guerra
Diseño de escenografía: Sofía Vicini
Diseño de luces: Ricardo Sica
Diseño gráfico: Pauli Coton
Asistencia artística: Cinthia Guerra
Asistencia de iluminación: Lucia Feijoó
Prensa: Marisol Cambre
Producción ejecutiva: Timbre4, Maxime Seugé, Jonathan Zak
Producción: Complejo Teatral De Buenos Aires
Dirección: Claudio Tolcachir
Teatro: Sarmiento -  actualmente en Timbre 4



    Un juego constante entre la cercanía y la lejanía, entre la soledad y la compañía. Por momentos parece que la lejanía se diluye pero la soledad, esa la soledad cruda, que transmite un hondo silencio sigue ahí presente en los dos cuerpos frágiles de los protagonistas de esta historia. 
    Una obra que habla del amor, de un tipo de amor que nace y se va construyendo a partir de la virtualidad. Transmite la persistente búsqueda de dos hombres de encontrarse con ellos mismos y con el otro. Los une la soledad, los miedos a la hora de amar, la resistencia a dejar que el amor los atraviese.
    A medida que transcurre la obra uno observa como el vínculo se intensifica, la compañía y la necesidad del otro aumentan. La distancia parece borrarse e intensificarse al mismo tiempo.
    Se puede observar a través de la magia del teatro y de la puesta en escena que están juntos pero a la vez no lo están. Me surge pensar cuan cerca se puede estar de alguien aún estando tan lejos.
    Los actores en ningún momento de la obra se miran a los ojos. El encuentro de sus miradas está siempre mediado por algún dispositivo. Pienso si realmente nos podemos conocer con alguien que nunca nos miramos cara a cara, nunca nos tocamos.

martes, 22 de agosto de 2017

Como si pasara un tren


Fecha en que fue vista: 11/06/2017

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Lorena Romanín
Actúan: Guido Botto Fiora, Luciana Grasso, Silvia Villazur
Vestuario: Isabel Gual
Escenografía: Isabel Gual
Diseño de luces: Damian Monzón
Realización escenográfica: Estudio Werkplatz
Fotografía: Male&dapa
Diseño gráfico: Fermín Vissio
Asistencia de dirección: Mariano Mandetta
Prensa: Carolina Alfonso
Producción: Casandra Velázquez
Coreografía: Juan Branca
Dirección: Lorena Romanín
Teatro: el camarín de las musas






    Mientras que la gente va entrando y acomodándose, en el escenario hay un actor mirando como un tren recorre una pista. Mientras se va llenando la sala se puede observar que varios de los espectadores parecerían necesitar de algo que les indique que la obra comenzó ya que continúan hablando sentados en las butacas.
     La aparición de una actriz en escena hablando por teléfono parecería ser ese algo que da comienzo a la función y los espectadores hacen silencio.
    La obra es una comedia dramática, realmente genera risas y lágrimas, alegrías y angustias. Una madre (Susana) con varios clichés de madre muy bien utilizados que se detectan en algunas frases que le manifiesta a su hijo, una madre sobre protectora, temerosa en relación a su hijo y al vínculo de él con el exterior. Ambos viven solos en una ciudad de campo.
    Un adolescente (Juan Ignacio), con retraso madurativo, que por grandes momentos parece un niño pero a la vez no lo es. Se lo nota frágil, que disfruta del juego, que quiere crecer, tomar distancia de su mamá y con al menos un deseo el cual es obturado por una madre miedosa. Este deseo obturado me llevo a pensar cuántas veces la proyección de miedos  coarta la libertad y autonomía de otros y como cuesta generar espacio para que otro cumpla sus deseos por más temor que eso nos cause.
    Una prima (Valeria) que llega, de la capital porque su madre la envía como penitencia, genera la posibilidad de cuestionar lo naturalizado en esa casa, en ese vínculo tan simbiótico entre una madre y su hijo. La llegada de Valeria parecería traer luz, frescura y alegría a esa casa. Pero lo más notable es que ella es quien le muestra a su primo un mundo desconocido para él, el afuera. Es ella quien le pregunta a su primo "¿Cuál es tu mayor deseo en la vida?" Es a partir de esta pregunta que se ponen el juego dos grandes deseos y el desafío de llevarlos a cabo.
    Inevitablemente, casi como un impulso me hice esa misma pregunta. Creo que todos los espectadores se la hacen, o por lo menos tengo claro que la obra genera el espacio para hacérsela. ¿Qué deseamos? ¿Cuántos deseos hemos dejado con el camino por miedo o por algún otro motivo?
    Los personajes están bien definidos, cada uno tiene un lugar claro pero a la vez  se puede ver que son un entramado, en tanto cada personaje depende de cada movimiento corporal y emocional del otro.
    Realmente tres grandes actuaciones, un guión hermoso y una dirección excelente en una muy linda sala que aloja a esta bella obra.

sábado, 19 de agosto de 2017

El amor es un bien


09/04/2017
EL AMOR ES UN BIEN
Ficha técnico artística

Dramaturgia: Francisco Lumerman
Actúan: Manuela Amosa, José Escobar, Diego Faturos, Jorge Fernández Román, Rosario Varela
Diseño de escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez
Diseño de luces: Ricardo Sica
Fotografía: Nora Lezano, Laura Mastroscello, Omar Oporto, Nacho Yuchark
Diseño gráfico: Martín Speroni
Asistencia de dirección: Ignacio Gracia
Prensa: Carolina Alfonso
Producción ejecutiva: Zoilo Garcés

Dirección: Francisco Lumerman
Teatro: Moscú teatro escuela


    El amor es un bien, es una hermosa obra donde uno puede ver y sentir los diferentes matices del amor y del desamor. Una obra donde en ningún momento cae en cliché sobre el amor y tampoco reduce el amor tan solo a un tipo de vínculo. Habilita a realizarse varias preguntas y seguramente en alguno de los matices uno se identifique. Genera la posibilidad de preguntarse ¿qué es el amor?

    Es admirable como con casi nada de escenografía puede el director y los actores generar la posibilidad de que uno imagine cada rincón de ese hotel en Carmen de patagones. Grandes actuaciones, conmovedoras.

    Otro tema a destacar es la cercanía de los espectadores con el escenario, los actores. Genera un espacio de mucha intimidad, donde uno realmente se siente parte de eso que está sucediendo en ese preciso instante.  

El amante de los caballos



Fecha en que fue vista: 13/05/2017

Ficha técnico artística
Sobre textos de: Tess Gallagher
Adaptación: Lisandro Penelas
Actúan: Ana Scannapieco
Escenografía y Vestuario: Gonzalo Córdoba Estevez
Diseño de luces: Soledad Ianni
Fotografía: Ariel González Amer
Diseño gráfico: Martín Speroni
Asesoramiento coreográfico: Sabrina Camino
Asistencia de dirección: Julieta Timossi, Ricardo Vallarino
Prensa: Luciana Zylberberg
Dirección: Lisandro Penelas
Teatro: Moscú




    Desde que uno ingresa en la sala, la actriz se encuentra presente realiza movimientos corporales muy parecidos a los de un caballo. Una vez que comenzó la función sentí un nivel de intimidad muy profundo.
    La obra es un unipersonal, un relato poético de una mujer que susurra recuerdos, imágenes. Una mujer que se encuentra transitando un duelo y este proceso la lleva a recorrer un poco su historia y a pensar en su futuro. La actuación es excelente, la actriz desarrolla una gran expresión corporal la cual genera que todo el tiempo uno tenga la sensación que hay un caballo en el escenario.
    Una obra que invita a pensar sobre el duelo, los procesos personales, la locura y el amor. Es una obra sensible, muy descriptiva, una obra que vale la pena ser vista.

martes, 15 de agosto de 2017

Kilometro Limbo

Fecha en que fue vista: 26/06/2017

Ficha técnico artística
Autoría: Pedro Gundesen
Actúan: Cristián Aguilera, Claudio Rissi, Osvaldo Santoro
Vestuario: Marcelo Valiente
Escenografía: Marcelo Valiente
Iluminación: Marco Pastorino
Fotografía: Kicca Tommasi
Asistente de producción: Mariela Capdeville, M. Dulce González
Prensa: Gabriela Bianchi Silvestre, Antonela Santecchia
Productor asociado: Alejandro Grzmot
Producción: Becky Garello, Gabriel Guerrero
Dirección: Luis Romero
Teatro: El Tinglado





    Dos personajes en una misma casilla, donde en el comienzo parece que uno sufre y el otro lo cuida, lo protege. Uno lleno de prejuicios y el otro despojado de ellos. Uno con ganas de hablar y el otro sin querer escuchar. Uno mintiendo y el otro siendo profundamente sincero.
    Ambos personajes con una gran sensibilidad, cada uno con su estilo, pero sensibles al fin. Dos vidas muy distintas pero con un punto común, la angustia por el paso del tiempo.
    A través del transcurso del tiempo él que no quería escuchar comienza hacerlo, habilitando así un espacio de encuentro.
    Rissi y Santoro se lucen en el escenario generando momentos de lágrimas y momentos de risa.
    Cabe destacar la excelente escenografía, llena de detalles que acompaña muy bien a esta hermosa obra. 

Los Pájaros

       El lunes pasado volví al Teatro Del Pueblo a ver Los Pájaros. Un unipersonal que invita a los espectadores hacer un viaje rutero junt...