martes, 22 de agosto de 2017

Como si pasara un tren


Fecha en que fue vista: 11/06/2017

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Lorena Romanín
Actúan: Guido Botto Fiora, Luciana Grasso, Silvia Villazur
Vestuario: Isabel Gual
Escenografía: Isabel Gual
Diseño de luces: Damian Monzón
Realización escenográfica: Estudio Werkplatz
Fotografía: Male&dapa
Diseño gráfico: Fermín Vissio
Asistencia de dirección: Mariano Mandetta
Prensa: Carolina Alfonso
Producción: Casandra Velázquez
Coreografía: Juan Branca
Dirección: Lorena Romanín
Teatro: el camarín de las musas






    Mientras que la gente va entrando y acomodándose, en el escenario hay un actor mirando como un tren recorre una pista. Mientras se va llenando la sala se puede observar que varios de los espectadores parecerían necesitar de algo que les indique que la obra comenzó ya que continúan hablando sentados en las butacas.
     La aparición de una actriz en escena hablando por teléfono parecería ser ese algo que da comienzo a la función y los espectadores hacen silencio.
    La obra es una comedia dramática, realmente genera risas y lágrimas, alegrías y angustias. Una madre (Susana) con varios clichés de madre muy bien utilizados que se detectan en algunas frases que le manifiesta a su hijo, una madre sobre protectora, temerosa en relación a su hijo y al vínculo de él con el exterior. Ambos viven solos en una ciudad de campo.
    Un adolescente (Juan Ignacio), con retraso madurativo, que por grandes momentos parece un niño pero a la vez no lo es. Se lo nota frágil, que disfruta del juego, que quiere crecer, tomar distancia de su mamá y con al menos un deseo el cual es obturado por una madre miedosa. Este deseo obturado me llevo a pensar cuántas veces la proyección de miedos  coarta la libertad y autonomía de otros y como cuesta generar espacio para que otro cumpla sus deseos por más temor que eso nos cause.
    Una prima (Valeria) que llega, de la capital porque su madre la envía como penitencia, genera la posibilidad de cuestionar lo naturalizado en esa casa, en ese vínculo tan simbiótico entre una madre y su hijo. La llegada de Valeria parecería traer luz, frescura y alegría a esa casa. Pero lo más notable es que ella es quien le muestra a su primo un mundo desconocido para él, el afuera. Es ella quien le pregunta a su primo "¿Cuál es tu mayor deseo en la vida?" Es a partir de esta pregunta que se ponen el juego dos grandes deseos y el desafío de llevarlos a cabo.
    Inevitablemente, casi como un impulso me hice esa misma pregunta. Creo que todos los espectadores se la hacen, o por lo menos tengo claro que la obra genera el espacio para hacérsela. ¿Qué deseamos? ¿Cuántos deseos hemos dejado con el camino por miedo o por algún otro motivo?
    Los personajes están bien definidos, cada uno tiene un lugar claro pero a la vez  se puede ver que son un entramado, en tanto cada personaje depende de cada movimiento corporal y emocional del otro.
    Realmente tres grandes actuaciones, un guión hermoso y una dirección excelente en una muy linda sala que aloja a esta bella obra.

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