Ficha Técnica
Dramaturgia: Ariel Farace
Actúan: Analía Couceyro, Florencia Sgandurra, Matías Vértiz
Diseño de vestuario: Gabriela A. Fernández
Diseño de escenografía: Mariana Tirantte
Diseño de iluminación: Matías Sendón
Selección musical: Ariel Farace, Florencia Sgandurra
Asesoramiento y entrenamiento en danza: Susana Brussa
Asistencia de dirección: Juan Manuel Wolcoff
Asistencia de iluminación: Sebastian Francia
Asistencia de escenografía: Paula Cibello
Asistencia de vestuario: Maia Verona
Realización de vestuario: Marta Diéguez
Peluquería: Mónica Gutierrez
Máscara: Walter Lamas
Asistencia de montaje: Maxi Murad
Co-producción: Projeto entre_ecm Porto y Festival Dois Ponto (RJ)
Dirección: Ariel Farace
Teatro: El portón de Sánchez
Caminaba hacia
el Portón de Sánchez con una linda sensación porque iba a conocer este mágico
lugar del cual tanto me habían hablado y porque iba a ver una obra que hace ya
largo tiempo tenía ganas de hacerlo.
Constanza es una
mujer de 70 años representada por Analía Couceyro. A través de su maravillosa
actuación hace que el espectador vea una mujer de tantos años ensayando la
ficción de su muerte.
Constanza vive sola, mejor dicho vive con la música y con la muerte. Escena tras escena baila, lee poesía, toma el té, riega su planta, todo acompañado con la bella música de un piano.
El trasfondo de la obra es triste pero juega todo el tiempo con el humor.
“Constanza muere” habilita a pensar que la muerte propia es solo una ficción, nadie puede narrarla solo imaginarla y ella, Constanza, la ensaya. En estos ensayos parecería burlarse de ella, querer distraerla para tener más tiempo y seguir jugando.
Constanza vive sola, mejor dicho vive con la música y con la muerte. Escena tras escena baila, lee poesía, toma el té, riega su planta, todo acompañado con la bella música de un piano.
El trasfondo de la obra es triste pero juega todo el tiempo con el humor.
“Constanza muere” habilita a pensar que la muerte propia es solo una ficción, nadie puede narrarla solo imaginarla y ella, Constanza, la ensaya. En estos ensayos parecería burlarse de ella, querer distraerla para tener más tiempo y seguir jugando.
Si bien uno
disfruta durante toda la obra del poético guion, hay una escena que me
deslumbró. Una luz penetrante enfoca a Constanza mientras realiza un monólogo
en el cual hace un paralelismo entre la realidad y la ficción, donde plantea
que la ficción es honesta.
La iluminación y
la escenografía acompañan de manera sublime a esta pieza teatral que me encantó
y de la cual me quedó grabado que “los finales piden poesía”.
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