Hace tiempo que quería ir a ver Trunco, una de flores y cuchillos... El domingo pasado por fin pude ir al Teatro Moscú a verla.
Este unipersonal recorre varios temas de una manera sensible, que conmueven, que invitan a pensar y profundizar sobre ellos. Hay varios personajes, todos realizados con una excelente actuación de Javier Marra, quien también es el dramaturgo.
El amor, la infancia, la adolescencia, el despertar sexual, los veranos en el campo de un niño de ciudad, la relación nieto abuela, lo dicho y lo no dicho, los mandatos familiares y sociales, los prejuicios, la discriminación y la identidad son el recorrido que lxs espectadores podemos ver en Trunco.
El despertar sexual de dos varones que se dan besos a escondidas, no por deseo sino porque si se besan libremente son juzgados y castigados. "Me debes una" es el código que inventaron para esos besos no dados en el momento exacto que deseaban darlos.
Si bien está situada en los años 90, esta obra trasciende el tiempo y espacio. De este modo, como esos cuchillos clavados en el árbol que le enseña a tirar su abuela a este nieto, se clava en el presente. Lxs espectadores podemos pensar y sentir lo actual que es esta pieza teatral, ya que mucha gente sigue juzgando el amor y a quién se debe amar.
La puesta en escena es impecable, las luces, el sonido, la escenografía y la destreza física de Javier permiten de una maravillosa manera que nos imaginemos todo lo que esta obra narra. La dirección de Lisandro Penales es excelentemente precisa y puede verse el gran trabajo en conjunto de todo el equipo de Trunco, una de flores y cuchillos.
"Cuando estás acostumbrado a esconderte, la fuga siempre es veloz "