Ir al Teatro San Martín siempre me emociona, en mi adolescencia empecé a ir cuando me llevaba mi papá.
En esta oportunidad fui a ver "Largo viaje de un día hacia la noche" de Eugene O'neill.El elenco está integrado por Selva Alemán (Mary Tyrone) Arturo Puig (James Tyrone) Diego Gentile (James Tyrone Jr.), Lautaro Delgado Tymruk (Edmund Tyrone) y Julia Gárriz (Cathlee, la empleada), todxs ellxs con excelentes interpretaciones que hacen sentir que lxs espectadores estamos presenciando las tensiones y los conflictos de esta familia. La composición de cada personaje, las miradas, los silencios y la presencia en el escenario que tienen cada unx de ellxs hace que este clásico del teatro llegue a conmover y abrir la posibilidad a lxs espectadores que reflexionemos sobre los vínculos familiares, la salud y la enfermedad, lo dicho y lo no dicho en los vínculos, el amor y el desamor, las adicciones y los consumos problemáticos de sustancias psicoactivas.
Una pregunta, que uno de los personajes dice, me queda resonando ¿Quién quiere ver la vida como es? A veces ante tanta crueldad, dolor, miedos y lo que a cada quien le cueste tolerar de esta vida, preferimos no ver. Preferimos que la neblina, como la que está presente en el escenario, nos oculte del mundo. Esta pregunta se puede relacionar directamente con el consumo de sustancias psicoactivas que aparecen en la obra. Podemos pensar cómo los consumos problemáticos están relacionados con los aconteceres de la vida y parecería que intenta cumplir con la idea de desconectarnos de la realidad. Nos invita a pensar en los consumos problemáticos como consecuencia y no como la causa. Invita a pensar que dolor es el que quieren alivianar la familia Tyrone a través de sus consumos problemáticos. Es una obra fuerte, más allá de las identificaciones que pueden o no tener lxs espectadores, pero en la manera que está representada permite que lxs espectadores podamos tolerar estar viendo y viviendo tanto dolor de la familia Tyrone.
La escenografía nos permite vivir por un rato en la casa de la familia Tyrone, con una delicada puesta de luces y musicalización acorde para que nos introduzcamos en la historia.
Además de una gran dirección su director Luciano Suardi escribió estas palabras sobre la obra: "Esta obra fue escrita en 1940 pero no puesta en escena hasta 1956, después de la muerte de O' Neill. Él mismo pidió que permaneciera inédita, no quiso verla representada. Obscena y despiadadamente autobiográfica, en la dedicatoria la nombra como una öbra de dolor antiguo, escrita con lágrimas y sangre. Nos cuenta solamente un día en la vida de su familia, pero es suficiente para aniquilarnos como una ola que se estrella en esa casa junto al puerto, donde la niebla hace que el faro toque su sirena sin piedad. Todas las miserias reverberan cruelmente desde el desayuno hasta la inexorable llegada áspera de la noche más profunda y desoladora ¿Cómo pensarnos y entendernos? ¿Cómo vivir juntos sin lastimarnos? ¿Podemos evitar ser como somos? Qué hacer con el pasado que queríamos olvidar pero no se puede? Y finalmente: es humillante la confesión? ¿Puede el teatro espiar lo vivido?
Coordinación de producción Gustavo Schraier, Julieta Sirvén
Producción técnica Fernanda Blengio
Coordinación técnica de escenario Rosana Rodríguez, Juan Cruz Muños López
Asistencia de iluminación Daniela García
Asistencia de vestuario Araceli Fernández
Asistencia de escenografía Florencia Tutusaus
Asistencia artística Julieta Abriola
Desarrollo creativo Luciano Suardi, Selva Alemán, Arturo Puig
Música original y diseño sonoro Carmen Baliero
Diseño de iluminación Jorge Pastorino
Diseño de escenografía y vestuario Graciela Galán
Dirección Luciano Suardi